6.13.2006

Del fin del mundo

El mundo no acabó en 06/06/06. Como probablemente no acabará en ninguna otra fecha profetizada por códigos bíblicos, franceses intoxicados y etcéteras. Porque, al menos en algunos casos, quienes anunciaban tales cosas en realidad querían decir otra cosa. Un ejemplo: según me dijeron la interpretación de catecismo del apocalipsis no es más que un replanteamiento de un acontecimiento histórico, la caída del imperio romano. Me dijeron también que probablemente había sido escrito una vez que había sucedido, que los textos apocalípticos estaban de moda y que servian como una especie de técnica propagandística heredada de la tradición judía y que otro juan era quien había escogido dicho estilo para darnos un mensaje de fe.

Puede ser que el mundo haya empezado a acabarse, lo digo así para que usted mi único lector, lo interprete como bien le venga en gana. Porque a fin de cuentas uno lee precisamente aquéllo que quiere escuchar. Aquéllos que quieran leer profecías las encontrarán incluso en el código civil. Así que ahora que estamos siendo bombardeados de campañas políticas que han durado demasiado, por pasiones deportivas y por deberes morales no queda sino preguntarse ¿A mí qué más me da? O bien ¿Qué diablos quieren que entienda o qué diablos entiendo de todo esto?

Eso de la participación ciudadana se encuadra en un dilema insoluble de legalidad-legitimidad contra efectividad y poder. La representación privada y mandatoria contra la representación nacional y responsable. El gobierno justo que se asemeja a la ciudad de dios o a la manifestación terrenal-temporal de la idea contra el gobierno efectivo en manos de quienes desean tanto el poder como para hacerse de él. ¿Por qué me ponen a mí en sus discursos? ¿Por qué me dicen que calle si no voto? ¿Debo callar también si lo anulo? Será porque tácitament me hacen renunciar a los dos únicos derechos que no se incluyeron en la su famosa declaración: El derecho al desorden y el derecho a marcharme.

No hablaré de ingenuidad porque mi reclamo es decididamente ingenuo. Entiendo que ambos derechos no tienen cabida en un modelo que se compone precisamente del orden y la comunidad. ¡Pero qué descaro el de éstos! Representantes que ni representan en el sentido europeo continental ni rinden cuentas en el sentido americano-inglés y además dicen que la causa eficiente de todo este asunto soy yo.

Por eso, cada que escucho o veo un comercial, una pancarta, un debate o cualquier otra forma de "presentación de plataforma política-programas de captación de voto" lo único que puedo escuchar son insultos proferidos en mi contra. Veré el futbol y votaré anque no sea patriota porque acepto lo cómico aun cuando es a costa propia, sólo queda abrazar la ironía.

Si alguien posee información que certifique la autenticidad de cualquier profecía apocalíptica hágame llegar la invitación a su fiesta, si no hay bacanal no tiene el único atractivo de lo místico: el exceso.

1 comentario:

Sofía dijo...

Yo tengo una galleta de la suerte que dice que: "being faithful to a trust brings its own reward". Y yo quiero ser fiel a las galletitas chinas. Y creo que tienen razón: yo tengo fe y confianza en las galletitas chinas y eso me traerá mi recompensa: más galletitas chinas de la suerte. Es más de lo que pueden ofrecerme muchas propuestas de los candidatos.

Y lo siento Quino, por mi parte no tengo un certificado de autenticidad de alguna profecía apocalíptica, pero dicen que los que tienen una marca de nacimiento que diga 666 son malos malos malos. Aléjate de ellos y sigue acercándote al exceso.