2.02.2007

Una voz

Demasiado qué decir y sin ánimo o palabras para ello. Pareciera que la punta de mis dedos temiera el contacto con el teclado, pareciera que mis manos se avalanzaran hacia mi boca para taparla, para evitar cualquier ruido, cualquier gemido, cualquier eructo.

Permanecen ahogados los tormentosos aullidos del perro tanto como el canto y su éxtasis. No queda más que callar o caer, saltar o permanecer. Dobles causas, dobles sentidos, dobles casualidades, dobles sinsentidos.

Buscamos sentido aunque nos avergüence aceptarlo, ora tratamos de asir las palabras mientras las escogemos, ora tratamos dejarlas correr. Entre el mutismo producido por la extrema cautela al decir algo y el ruido de palabras que no dicen nada. He aquí el contrasentido, allá el silencio denuncia las palabras que no se dicen, acá el ruido anuncia el espantoso silencio del miedo que se quiere dejar de escuchar.

Aquí, en el límite de nuestras habilidades acuden los consejos de hombres que sólo pueden extender la mano y ofrecer la poca claridad que su vida les brinda. Unos dicen que el genio brillará más si se respeta el estilo, otros dicen que el genio brillará si se le da rienda suelta a su brío. Pero nadie se atreve a decir en voz alta que no hay nada más frágil que la superficie, que no importa si los atributos del sentido son de naturaleza distinta a las cualidades corporales porque se mezclan en una indescifrable cadena de causas y efectos, en un recorrido inútil de descripciones que no proveen certezas o en un monton de certezas que no proveen veracidad.

Quizá los individuos sean proposicniones analíticas infinitas en lo que expresan, pero finitas en su expresión clara, quizá seamos sólo una celebracíon constante a la estulticia, quizá no seamos capaces de querer lo mejor para nosotros, quizá sólo haga falta valor para romper costumbres, para renunciar a aquéllo que nos destruye y nos roba la primera mitad del día en reconstrucciones y la otra en batallas que siempre perdemos. Quizá entendimos mal que la vida había de ser una búsqueda porque no nos dijeron qué buscar. Al final del día sólo quedan las frases con doble filo, esas que nos levantan a alturas insospechadas o nos precipitan a los más profundos abismos, ora nos quita la venda de los ojos y nos lleva a la ruina de ver que realmente nunca estuvimos en la cima, ora la quita y nos hace saber que el vértigo que sentimos no es el de la caida, sino de una súbita elevación.


Agere sequitur esse.
To act follows to be.

Nadie será jamás lo que no ha hecho de sí mismo, nadie será algo distinto de lo que ha hecho de sí mismo.

Truth is truth
To the end of reckoning.

Measure for Measure. Act v. Sc. 1.

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