8.10.2006

Nuevo parque de diversiones

No habrá entre nosotros ninguno que pueda alegar su inocencia a la hora de quejarse de los problemas que aquejan a la gente y el sitio dónde vive. Ahora se habla de las inconveniencias o beneficios que trae la creación arbitraria de un territorio autónomo en nuestra ciudad y cabe notar que tanto quienes apoyan o rechazan dichas actividades se refieren a su resultado como un estado de sitio equiparado.

Pero no seámos tan frívolos o ingenuos como para utilizar el nombre que escuchamos en los medios, llamarla resistencia civil pacífica no la hace ni resistencia en términos de rebeldía ni civil en términos de participación cuidadana ni pacífica en términos distintos al llano cinismo. Si la ciudad está sitiada no es porque algunas de sus calles dejaran de servir su propósito original, o sea, la neurosis organizada de los cuidadanos a bordo de un vehículo o medio de transporte, sino porque todos la hemos sitiado bajo pretexto de nuestras actividaes diarias. Entre ellas encontraremos que una de las más inconvenientes es, sin duda, el romance.

¿Quién puede decir sin empacho que jamás se ha besado en la calle de la misma forma en que lo haría si le quedaran minutos de vida a bordo de un avión que va en picada? O ¿quién no ha mirado con estupefacción el rostro de la persona amada mientras el mundo que hasta hace horas le preocupaba deja de ser relevante?

Todos hemos sido alguna vez ese espectro terrible que deambula las calles con una gran sonrisa mientras toma la mano de otro espectro y todos hemos escuchado con oídos sordos las quejas, típicamente sarcásticas, del resto de la población sin prestar interés porque uno jamás se había sentido tan vivo.

Una ciudad asediada por personas que deciden pasar tiempo juntas puede resistir cualquier resistencia. La creación del territorio autónomo de pejelandia parece más una zona desmilitarizada, nadie ve el elefante en la sala porque, por distintas razones, para a algunos de nosotros es irrelevante y más temporal que las promesas de amor eterno de los adolescentes, espectrales o no.

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